Todo emprendimiento debe tener como primera meta alcanzar lo que denominamos solvencia.Dicho concepto es fundamental a la hora de analizar ratios financieros. Es decir, que la organización o empresa tenga la suficiente capacidad para hacer frente a sus obligaciones contraidas.
Técnicamente podemos definirla como la capacidad financiera (capacidad de pago) de la empresa para cumplir sus obligaciones de vencimiento a corto plazo y los recursos con que cuenta para hacer frente a tales obligaciones, o sea una relación entre lo que una entidad tiene y lo que debe.
Solvencia significa contar con los bienes y recursos suficientes para respaldar el endeudamiento que se tenga contraído, aún cuando estos bienes sean diferentes al efectivo. Tener liquidez es tener el efectivo necesario en el momento oportuno que nos permita hacer el pago de los compromisos anteriormente contraídos. En cambio, solvencia es contar con los bienes y recursos suficientes para respaldar el endeudamiento contraído, aún cuando estos bienes sean diferentes al efectivo.
Se considera una regla práctica que un Índice de Solvencia de 2 a 1 indica una situación financiera sana. Es conveniente comparar este índice con los del promedio de la Industria para determinar lo adecuado de las políticas que afectan los índices financieros. Un Índice de Solvencia excepcionalmente bajo indica que la compañía se encontrará con dificultades para pagar su pasivo a corto plazo; mientras que un Índice muy elevado sugiere que los fondos no están empleándose bien dentro de la empresa y que, por tanto, se cuenta con dinero ocioso.