Al fin, la Cámara de Representantes de los EE.UU. respaldó durante la noche del martes, el acuerdo firmado un día antes por el Senado, con lo que Estados Unidos se salvó del abismo fiscal y se ha evitado una crisis económica de repercusión mundial.
Ante la división de los congresistas republicanos, fueron necesarios los votos del Partido Demócrata para sacar adelante una ley, previamente pactada con Presidencia, que incluye una subida de impuestos solo a los más acaudalados, previendo un breve aplazamiento de dos meses de los recortes de gastos que debían entrar el día 1.
La ley, que pasó el trámite de la Cámara con 257 votos a favor y 167 en contra, pero solo 85 representantes del Partido Republicano, de 236, que tiene la mayoría, le dieron su apoyo, por lo que fueron necesarios 172 votos demócratas, casi la totalidad del grupo.
“Una de las premisas centrales de mi campaña era cambiar un sistema tributario demasiado favorable a los ricos, a expensas de los norteamericanos de clase media, y eso es precisamente lo que hemos hecho hoy gracias a los votos de demócratas y republicanos, con una ley que incrementa los impuestos sobre el 2% de norteamericanos que más dinero gana”, dijo el presidente Obama en una conferencia de prensa mantenida después del voto. “Reconozco que este es solo un paso en un esfuerzo más amplio para fortalecer la economía y ofrecer oportunidades a todos los ciudadanos. El déficit aun es demasiado elevado y aun estamos invirtiendo demasiado poco en las cosas necesarias para que crezca la economía”.
En el Senado se había conseguido un sólida mayoría de 89 contra 8 (tres demócratas y republicanos), con la llamativa oposición del senador Marco Rubio, cuyo nombre es mencionado insistentemente como próximo candidato presidencial.
No obstante, las objeciones republicanas no tienen que ver solo con los impuestos. También se quejan de que el aumento de la presión fiscal a los ricos no vaya acompañada de ningún recorte de gasto social ni de compromisos siquiera de hacerlos en el futuro. Durante varias horas, en el debate de este martes, se intentó añadirle al texto del Senado la obligatoriedad de un recorte de 300.000 millones de dólares de gasto social, pero esta opción no tuvo el respaldo suficiente.
La ley aprobada, no solo no recoge esas reducciones, sino que prolonga durante un año el seguro de desempleo que cobran dos millones de personas y retrasa la aplicación de otros 110.000 millones de dólares de recortes de gastos.